Humeantes carritos de exótica comida que aceleran nuestro paladar, más de 15.000 puestos con prácticamente todo lo que uno pueda buscar, un decorado de vastas dimensiones que ocupa varias hectáreas hasta donde la vista alcanza... todo ello abrazado por un estado bochornoso que ralentiza los sentidos.
Foto: Danuta-Assia Othman
Estamos hablando de Chatuchak, el mercado más grande de toda Tailandia. Este encuentro de lo más variopunto abre sus puertas los fines de semana en la capital a sus más de 200.000 visitantes. Conviene acercase a primera hora, pues la sinfonía de este macro negocio comienza con un preludio en calma sosegada y perezosa hasta despertarse en un crescendo constante.
Un orden caótico asoma entre las laberínticas e intrincadas calles repletas hasta decir basta. Pasadizos en los que se alternan destellos de luces y sombras y donde se cruzan aromas difícilmente de distinguir. La peculiaridad se muestra con descaro en cada paso captando nuestra atención hasta el siguiente. Aquí la variedad no tiene límites aunque pueda resultar agotador entre tanto trasiego. Sortear a sus invitados entre vehículos de todos los tamaños supone todo un ejercicio que pone a prueba nuestra destreza acrobática.
Estamos hablando de Chatuchak, el mercado más grande de toda Tailandia. Este encuentro de lo más variopunto abre sus puertas los fines de semana en la capital a sus más de 200.000 visitantes. Conviene acercase a primera hora, pues la sinfonía de este macro negocio comienza con un preludio en calma sosegada y perezosa hasta despertarse en un crescendo constante.
Un orden caótico asoma entre las laberínticas e intrincadas calles repletas hasta decir basta. Pasadizos en los que se alternan destellos de luces y sombras y donde se cruzan aromas difícilmente de distinguir. La peculiaridad se muestra con descaro en cada paso captando nuestra atención hasta el siguiente. Aquí la variedad no tiene límites aunque pueda resultar agotador entre tanto trasiego. Sortear a sus invitados entre vehículos de todos los tamaños supone todo un ejercicio que pone a prueba nuestra destreza acrobática.
Fotos: Danuta-Assia Othman
Más allá de la voluntad consumista de cada uno, resulta interesante acercarse hasta este hervidero para aproximarse y capturar el pulso del día a día. Todo un espectáculo visual cuyos malabares se mueven entre grandes dosis de bullicio y algarabía. Un recorrido que excita el ánimo y cuyo variado repertorio de contrastes asoman aquí y allá. Lo dicho, superlativo.
Más allá de la voluntad consumista de cada uno, resulta interesante acercarse hasta este hervidero para aproximarse y capturar el pulso del día a día. Todo un espectáculo visual cuyos malabares se mueven entre grandes dosis de bullicio y algarabía. Un recorrido que excita el ánimo y cuyo variado repertorio de contrastes asoman aquí y allá. Lo dicho, superlativo.
2 comentarios:
Habrá que pasar antes por el templo para poder sobrellevar ese bullicio en el mercado!
Gracias por hacernos partícipes de tu experiencia; es como estar allí!
Es cierto! Incluso después resulta una buena opción para recobrar fuerzas...gracias!!
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