Paraísos hay muchos, e islas tantas como uno quiera imaginar. Bellos enclaves naturales donde el protocolo, no sólo permite sino que obliga, a repanchigarse en una hamaca a la orilla de alguna virgen y solitaria playa mientras se disfruta de unas vistas mecidas al son del mar. Lugares donde huir de los rigores del invierno del viejo continente, cuyo objetivo es preparar nuestro espíritu y romper la conexión con el mundo exterior.
En este particular canto al hedonismo aparece la isla de Koh Tao, situada en la costa este del Golfo de Tailandia, en la provincia de Surat Thani. Su esencia de paraíso tropical cumple uno a uno todos los tópicos en sus escasos 21 km², un genuino carácter que ha conseguido dar con la fórmula perfecta del exotismo más calmado del sur del país. Un emplazamiento de dimensiones reducidas bendecido por las aguas del Golfo y la riqueza de unas tierras que exhiben una tupida vegetación en un auténtico muestrario de la naturaleza. Pero, lo mejor de Koh Tao, lo que realmente la convierte en un objeto de deseo, es que no haya apenas nada que hacer, a dejarse llevar por el capricho de sus bellos paisajes dispuestos a calmar al más inquieto de los viajeros.
Foto: Danuta-Assia Othman
Foto: Danuta-Assia Othman
Lo difícil es decidir que es más bello, las apacibles calas de arena blanca con sus formaciones rocosas de piedra calcárea o su interior, tapizado por interminables palmeras que añaden frondosidad a un de por sí paraje selvático. A medida que se superan las capas exteriores de esta jugosa isla, la experiencia gana en sabor. Meca del submarinismo, esquivar las decenas de centros de buceo asegura una lanzadera al exotismo de una manera amable.
Entre caminos empinadísimos que llevan a los hoteles que disfrutan de unas panorámicas vistas, la isla despliega un escenario dispuesto a dejar con la boca abierta. No es fácil llegar hasta aquí andando, pero sí, aún así, uno se empeña en intentarlo, hay que aprovisionarse de ingentes cantidades de agua y prever algunas vueltas de más como peaje. Moverse por las entrañas de Koh Tao complementan una experiencia en un enclave que supera lo idílico amén de una naturaleza que se presenta aquí generosa y bella la mires por donde la mires. Las cabañas como única edificación añaden la nota sostenible de un turismo que todavía mantiene su cara más amistosa.
Foto: Danuta-Assia Othman
Dejarse tentar por este irresistible plan garantiza unos días de reposo sosegado en sentido literal, donde holgazanear se convierte casi en ‘actividad’ obligada. Un destino que nada tiene que envidiar a sus concurridas vecinas Koh Pha Ngan y Koh Samui. Un maridaje perfecto que ofrece al viajero algo más que sol y playa, y que guarda en la recámara un embriagador elixir paradisíaco difícilmente de olvidar. Con todo y con eso, Koh Tao es una delicia.
Foto: Danuta-Assia Othman
2 comentarios:
ce agradece estas fotos calorosas con estos dias tan frios: ET
especialmente allí donde estás! ;)
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