El viaje no comienza cuando uno quiere. El viaje empieza cuando a uno le invade la sensación de que ya no es de este mundo, sino de aquél al que se dirige. Una impresión que ahonda en las puertas de la percepción y que conlleva al inevitable arrastre y empuje. Una emoción que me acompañó durante todo el tiempo que compartí con la ONG Colabora Birmania en la localidad fronteriza tailandesa de Mae Sot.
Y es que Mae Sot es un lugar al que hay que ir con lupa. O con la siempre excelente receta de Stevenson: la virginidad de los sentidos. Pues estás llegando, lector, a una tierra azotada por las injusticias y el sufrimiento de los refugiados e inmigrantes birmanos, desplazados por el conflicto atroz de un país acorralado por una dictadura militar de larga dominación. Una inmoralidad, una sinrazón a la que el ejemplar equipo de Colabora Birmania (Javi, Mery, Carmen, Marc y Dani) trata de plantarle cara con un 'basta ya' a modo de indispensables proyectos solidarios que despiertan el aplauso, con el objetivo de mejorar las condiciones de vida de la población birmana desplazada.
En esta visita preceptiva e inevitable de todo viajero que recale por Tailandia, el diligente y tenaz trabajo de estos viajeros de ímpetu solidario se muestra como una herramienta de transformación, un estado de conciencia donde la vida transcurre con otros parámetros. El camino más recomendable arranca por cualquiera de sus iniciativas que desde hace cuatro años, mantienen con la responsabilidad de quienes se comprometen y entregan a esta causa en cuanto la luz derrota a la oscuridad. Esfuerzos y recursos barnizados por la ilusión y la determinación que dan abrigo a la infraestructura, la educación y la sanidad que a través de diversos centros y escuelas pivotan su absoluta y loable dedicación.
Foto: Colabora Birmania
Pasando por todos los puntos palpitantes el viajero que acude a conocer encomiable tarea percibirá la Mae Sot que no se ve, que parece oculta tras un decorado que no llegas a alcanzar y que cuando lo atraviesas se muestra tan enriquecedor que no lo quieres dejar atrás. Pues la ilusión matizada por los conocimientos y la experiencia con la que Colabora Birmania apunta su solidaria misión resulta necesariamente contagiosa. Un entusiasmo que con grandes dosis de imaginación, comporta la ideación e implementación de ingeniosas iniciativas como la reciente creación de una aplicación diseñada por los niños birmanos para recaudar fondos para su causa.
En esta suerte de agencia de viajes portátil en la que se ha convertido el mundo de las aplicaciones móviles enfocadas al viaje, multiplicando las posibilidades, servicios y formas de interacción, aparece esta original propuesta apadrinada por la tecnología. Un servicio con el que podrás hacer un seguimiento de la labor de la ONG, además de poder colaborar de manera directa en el proyecto que tú elijas. 'Ellos lo imaginaron. Ahora te toca a ti hacerlo realidad', un lema aleccionador que abandera sus intenciones y que mueve a la admiración de quienes, como una servidora, tuvimos la oportunidad de conocerles. ¡Birmanízate!
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