Historias que abren nuevos horizontes. Memorables aventuras de la historia con las que adentrarse en la génesis del relato de viajes que, desde tiempos pretéritos, no ha dejado de evolucionar.
Una suerte de oasis detenido en el tiempo, aquel que se ocupa de preservar una herencia repleta de narraciones misteriosas, tan presentes entre quienes pueblan los mundos naturales antiguos. Y es que en la lectura de sus páginas todo suena a viaje, a descubrimiento y a contemplación. Elementos que rotulan el paisaje que, con gran capacidad evocadora, nos muestran estos obstinados viajeros del pasado. Unas firmas que suelen pasearse con pausa y tino por el imaginario del viajero nostálgico. Pues, recordemos, en cada viaje siempre hay una historia que perseguir y explorar.
Refugiados en el recuerdo de los días pasados, nos sumergimos en ensoñaciones de viajero nostálgico, en literaturas aventureras. Apartados de la urgencia del mundo, la inquietud crece entre nosotros y afinamos nuestros sentidos. Son experiencias enmarcadas en el devenir del tiempo donde la imaginación aparece imprescindible para desenvolverse por estos territorios, en los que, a menudo, tan solo una delgadísima línea separa la leyenda y el mito. En este viaje de rodaje e investigación asistimos al ánimo y al espíritu emprendedor de las grandes gestas, a los momentos primigenios de la narración del viaje. Unos textos que presentan mucho carácter y mucha historia. Pues resulta complicado comprender un lugar sin entender nada de su antes, de su esencia.
Y es que es harto recomendable echar mano de estos ejemplares capaces de trasladarnos hasta lugares colgados en el tiempo. Es historia viva, adquiere un valor superior, te rodea y te envuelve. Basta con alargar el brazo entre la estantería de cualquier viajeteca para aprender del saber mostrado por otras culturas, además de resultar una importante fuente documental para el estudio de la época. Aparece entonces el viaje como una singular ciencia más que una mera actividad de ocio.
En este ejercicio retrospectivo del deleite viajero, me dejo llevar por el Surinam de finales del siglo XVII junto a Maria Sibylla, para después dar un salto hasta mundos victorianos con lady Mary Montagu, quien fue la primera occidental en acceder al interior de los harenes otomanos. Un espectáculo en sesión continua en el que cada capítulo requiere una parada. Propuestas literarias que narran grandes viajes con los que revivir inusitadas experiencias.
Foto: Google
Y es que es harto recomendable echar mano de estos ejemplares capaces de trasladarnos hasta lugares colgados en el tiempo. Es historia viva, adquiere un valor superior, te rodea y te envuelve. Basta con alargar el brazo entre la estantería de cualquier viajeteca para aprender del saber mostrado por otras culturas, además de resultar una importante fuente documental para el estudio de la época. Aparece entonces el viaje como una singular ciencia más que una mera actividad de ocio.
En este ejercicio retrospectivo del deleite viajero, me dejo llevar por el Surinam de finales del siglo XVII junto a Maria Sibylla, para después dar un salto hasta mundos victorianos con lady Mary Montagu, quien fue la primera occidental en acceder al interior de los harenes otomanos. Un espectáculo en sesión continua en el que cada capítulo requiere una parada. Propuestas literarias que narran grandes viajes con los que revivir inusitadas experiencias.
Foto: Google
2 comentarios:
El mundo es pequeño para una personna como tu con tanta ansia de conocer....besos....ET
;) Estoy que me subo por las paredes!
Publicar un comentario