14 feb 2012

Vietnam, turismo de guerra

Pocas veces una película ha influido tanto en el imaginario colectivo de toda una generación como lo hizo Apocalypse Now de Francis Ford Coppola. Un film que ha trascendido hasta alcanzar una dimensión mítica y simbólica, convirtiéndose así en un icono, 'en la película de Vietnam'. Muchos recordarán la legendaria frase que el director estadounidense pronunció en el festival de Cannes: "Ésta no es una película sobre la guerra de Vietnam, esto es Vietnam". Pues bien, ha pasado algo más de tres décadas desde su estreno y, sin embargo, su legado continúa.

Seducidos por una oferta turística dispuesta a satisfacer el fetichismo bélico del viajero, son muchos los que viajan hasta el que fuera reino de Funan buscando algo del Apocalypse Now de Coppola y Vietnam se lo ofrece, a cambio de un puñado de dólares. Una nación de inquebrantables optimistas capaces de convertir un pasado relativamente reciente en una oportunidad de negocio que se esconde tras los campos de batalla, los museos de guerra y los lugares históricos. 

Foto: Danuta-Assia Othman
 
Mientras el país repite su mantra "Vietnam es un país, no una guerra", las agencias de viaje bajo el paraguas del Ministerio de Turismo vietnamita fomentan las visitas utilizando todo tipo de reclamos, exhibiendo así a un pueblo que no oculta sus heridas de guerra. Recuerdos que se convierten en una especie de atracción turística en lo que supone un viaje iniciático en la historia para unos y un peregrinaje doloroso para otros. El singular recorrido permite mostrar algunos escenarios de guerra como piezas de un rompecabezas narrativo.

No importa por dónde se empiece, las opciones de este turismo de guerra atraviesan la geografía vietnamita en un claro ejemplo de cómo sacarle rentabilidad a un hecho que se cobró la vida de tres millones de vietnamitas. Las guías de viaje insisten pues en que visitemos muesos de los vestigios de la guerra, monumentos a los héroes caídos como el mausoleo de Ho Chi Minh en Hanoi, amén de toda clase de souvenirs, desde los emblemáticos cascos del Vietcong, condecoraciones, falsos mecheros Zippo supuestamente extraviados por marines estadounidenses hasta camisetas con la imagen del 'Tío Ho', por mencionar algunos ejemplos. El turista quizás encuentre el plato fuerte en los claustrofóbicos túneles Cu Chi, situados a 70 kilómetros al norte de Saigón ( rebautizada Ho Chi Minh ). Más de 200 kilómetros de extensión que comenzaron en 1948. La guinda de este amargo pastel alcanza su cenit ante la posibilidad de disparar un fusil Kalashnikov con munición real.

 Foto: Danuta-Assia Othman

Foto: Danuta-Assia Othman

Habrá que preguntarse si al final del 'viaje' se tiene una visión global e impactante de todo el conjunto, en una imprescindible y necesaria toma de conciencia sobre el significado y el fondo moral de la guerra. Un espacio de reflexión que bucea en el carácter del combate. Esto implica que el asunto importante del conflicto, el de sus consecuencias, quizá hace ya tiempo que se ha banalizado o tergiversado a costa de llenarse los bolsillos. Juzguen ustedes mismos.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

lo que tiene que hacer el gobierno americano es terminar de quitar todas estas miles de bombas sin explotar a lo largo de la carratera de HO CHI MINH para facilitar la expension agricola sin miedo...ET.

Danuta-Assia Othman dijo...

cierto...algunos excombatientes han vuelto para saldar su 'deuda' con el pueblo vietnamita...

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