7 ene 2012

'La colina de los árboles venenosos'

He aquí un texto áspero, incómodo, de los que dejan un sabor amargo. Palabras que rasgan el ánimo e intentan aproximarse a una realidad pasada difícil de soportar y aún más de digerir. Un camino escarpado y perturbador. Este es un viaje en silencio, donde la reflexión se hace eco de unas imágenes que cuentan una terrible historia acontecida entre 1975 y 1979: el genocidio camboyano brutalmente ejecutado por el régimen comunista de los Jemeres Rojos.

El día amanece teñido de un gris propio de los días nublados, preludio a una visita donde no tiene cabida el color. Un lugar espeluznante y conmovedor, testimonio de unos sucesos que marcan de por vida. Me encuentro en el Museo de los Crímenes Genocidas Tuol Sleng, cuyo nombre en jemer significa 'La colina de los árboles venenosos'. Un nombre sin duda apropiado, también conocido como S-21. Recorrer sus cuatro edificios supone caminar cabizbajo entre paredes que guardan en silencio las atrocidades que sufrieron unos 20.000 prisioneros de todas las edades y condiciones, desde recién nacidos hasta ancianos. Las fotografías que se exhiben en algunas de las salas evidencian el trágico archivo de unas víctimas torturadas hasta la muerte bajo una ideología extremista que creó centros de reclusión como este con el fin de 'buscar al enemigo oculto'. Sorprende la elección de un espacio cuyas aulas pertenecieron a un prestigioso colegio de la capital camboyana.

 Foto: Danuta-Assia Othman

 Foto: Danuta-Assia Othman

Bajo un estilo arquitectónico francés, los cuatro edificios presentan una estructura similar dividida en varias alturas con amplios corredores y organizada entorno a un patio situado justo a la entrada que acoge las tumbas de las últimas víctimas asesinadas poco antes de la invasión vietnamita. Las escenas de horror y pánico aparecen a medida que avanzamos en este particular viaje en el tiempo, un viaje al dolor pero imprescindible para comprender la realidad de un país que intenta, con gran esfuerzo, abandonar este pesado lastre. La tiranía, el hambre y la explotación de esta masacre representan una atrocidad incalculable. El recorrido se torna escalofriante a cada paso bajo una idéntica escenografía criminal. Celdas, salas de interrogatorio y tortura permanecen ante el espectador en un ambiente que corta la respiración. La imaginación alcanza aquí cotas grotescas alimentada por unas imágenes que muestran unos rostros difíciles de olvidar entre paredes de yeso y baldosines.


 Foto: Danuta-Assia Othman

La dificultad se acentúa en cada tramo. El paréntesis supone una parada obligatoria donde recobrar el aliento. Un alto que invita a la introspección. La marcha prosigue en un itinerario marcado por el sigilo y la discreción de unos carteles que nos advierten y prohíben de cualquier expresión emotiva. Las miradas se cruzan pensativas entre las decenas de personas que cada día visitan la célebre prisión de alta seguridad de la Kampuchea Democrática S-21. Más allá del reclamo turístico, la concienciación se presta aquí prioritaria y su conocimiento una herramienta histórica fundamental para que no se vuelva a repetir semejante exterminio, una monstruosidad sin precedentes en el Sudeste Asiático.

La ruta por el holocausto jemer finaliza no sin antes haber dado una fuerte sacudida. Un itinerario de espanto que nos advierte hasta dónde puede llegar la crueldad del ser humano. Los restos de un martirio que duró tres años, ocho meses y veinte días. Un recuerdo guardián de la masacre desgarradora de Pol Pot.


8 comentarios:

Gildo Kaldorana dijo...

Pues si, supongo que debió ser tremendo.
Aunque yo sigo sin entender muy bien, porque la comunidad internacional, permite ciertas cosas.
Saludos y buen post

Anónimo dijo...

es lo que llamo yo un ascensor emotional mucha belleza y tranquilidad y de repente el drama del pasado y la crueldad del hombre ...impone reflexion...ET...Besos

Purkinje dijo...

Uf... que duro! Pero imprescindible conocerlo... hay que aprender. Gracias!

Danuta-Assia Othman dijo...

Tienes toda la razón Gildo...saludos y gracias! :)

Danuta-Assia Othman dijo...

Tetev! Con muchas ganas de compartir esa reflexión...tenemos pendiente una gran charla! :) Besos!

Danuta-Assia Othman dijo...

Muchas gracias Purkinje! La verdad es que fue una visita dura...y solo fue eso, visita, no quiero imaginarme la experiencia en sí...tremendo!!

Anónimo dijo...

venenosos los corazones de quienes aprovechadose del "poder" llegan a ser tan rastreros e inhumanos. Gracias por ser mis ojos

Danuta-Assia Othman dijo...

sin duda... gracias a ti por seguirme! :)

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