19 mar 2012

Müang Sing. Capítulo 5

Resulta evidente que lo que nos rodea nos hace ver la vida de determinada manera. Tal vez por este motivo, aquel hombre de mediana edad y ceño permanentemente fruncido, empezó a gesticular toda una batería de preguntas más próximas a un interrogatorio que a una conversación espontánea e informal fruto de una mesa compartida. Como otras tantas veces, la curiosidad por entender qué hacía una mujer joven viajando sola por aquellas latitudes, le llevó a preguntar todo aquello que se le ocurría. Y es que son pocas las veces que, las gentes que habitan este lugar fronterizo con China, tienen la oportunidad de cambiar el marco de referencia al que están acostumbrados.

El asombro y cierta perplejidad acompañaron a cada una de las reacciones a mis respuestas. Poco a poco se fueron incorporando a esta suerte de entrevista el resto de comensales, animados por el fisgoneo que caracterizaba algunas de las cuestiones un tanto indiscretas. La timidez y retraimiento que suelen definir el carácter de los laosianos asentados en regiones algo remotas, dio paso a una singular aproximación. 

El azar de los viajes presenta a menudo ambigüedades como esa, para beneficio y suerte del viajero. Es emocionante observar cómo se va adaptando el pensamiento, un pensamiento cuya razón navega a contracorriente a pesar de los tópicos reinantes. Lejos de extremar opiniones, asistimos a un interesante acercamiento donde media la comprensión y la tolerancia hacia el otro. Una situación que nos recuerda que tal vez no exista un 'nosotros' y un 'otros', sino que ese 'otro' seguramente seamos nosotros. 

Foto: Danuta-Assia Othman

Foto: Danuta-Assia Othman

En un intento por emular la destreza con la que enriquecen magistralmente cualquier caldo a base de un específico brebaje compuesto por un variado repertorio de especies, esos mismos compañeros no solo de palabra sino también de mesa, me desvelan de buen grado el secreto de tan suculenta combinación. Tomo nota sin apenas pestañear, la precisión y el orden devienen aquí en factores fundamentales para lograr un buen resultado. Una condición indispensable si se quiere saborear y degustar la verdadera esencia de la cocina laosiana. Absolutamente delicioso.

El compromiso de retomar las obligaciones laborales, pone punto final a un encuentro que guardaré a buen recaudo. Así son los prodigios cotidianos, imprevistos que sazonan el dia cuya previsión nada parecía presagiar este tipo de hallazgos. Un gozoso descubrimiento dispuesto a desmontar cualquier referente, cualquier idea preconcebida, siempre enquilosada. Continúo deambulando al servicio de unos matices variados y precisos, en un aire cargado de aromas propios que desprende la diversidad.

Con un sol ya en vertical, los ecos propios de la algarabía que entona el mercado empiezan a disminuir en una desaceleración progresiva que cerrará sus puertas a media mañana. Situado al noroeste del pueblo, salgo a explorar los alrededores de esta somnolienta localidad subida en una desafinada y ajada bicicleta. La orografía y la vegetación van cambiando según la altitud y sirven de aviso al viajero. Un camino verdegueante rodeado por un húmedo anillo de naturaleza mientras la vista abraza un horizonte vasto, donde siempre prevalece la impresión de inmensidad. La contemplación de una vida sin edad, rodea los confines de una visita memorable, objeto de reflexión hoy desde el recuerdo que recorre su evocación. Hasta siempre.

Foto: Danuta-Assia Othman


4 comentarios:

Anónimo dijo...

me gusta mucho tus estudios etnologicos, destacan las etnias perdidas...ET...

Anónimo dijo...

Hey!
Te he dejado un regalo en mi blog :)

http://heyheyworld.wordpress.com/2012/03/22/que-regalazo-premios-liebster-blog/

Sigue la cadena!
Un besazo!

Danuta-Assia Othman dijo...

gracias Tetev! Sin duda tus comentarios me motivan cada vez más... :D

Danuta-Assia Othman dijo...

Mil gracias por la recomendación heyheyworld! :D

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